Propiedades del texto

¿Qué es el texto?
Un texto no es simplemente un conjunto de palabras ordenadas de cualquier forma. En realidad, funciona como un tejido cuidadosamente construido que conecta ideas y transmite sentido. Un texto se puede definir como una unidad de comunicación estructurada que tiene un propósito y una intención clara. La palabra texto proviene del latín textus, que significa precisamente «tejido». Cada vez que una persona escribe un mensaje, redacta un ensayo o envía un correo electrónico, está formando un entramado que busca comunicar algo de manera organizada.
Entre las muchas características que puede tener un texto, tres propiedades resultan esenciales para que cumpla efectivamente su propósito: adecuación, coherencia y cohesión.
Adecuación: adaptar el lenguaje al contexto
La adecuación consiste en ajustar el texto a la situación comunicativa, considerando factores como el destinatario, el propósito del mensaje, el medio de transmisión y el entorno en que se produce. No se utiliza el mismo lenguaje para hablar con un amigo que para dirigirse a una autoridad, ni se escribe igual un mensaje informal que un documento académico.
Algunos aspectos claves de la adecuación son:
- Intención comunicativa: informar, persuadir, entretener, entre otros fines.
- Perfil del receptor: nivel de conocimiento, edad, relación con el emisor.
- Contexto: lugar, momento y circunstancias en que ocurre la comunicación.
- Medio: carta, correo electrónico, redes sociales, conversación oral.
Un ejemplo sencillo ilustra la importancia de la adecuación. Un mensaje como «Oye, ¿cuánto por esto? Apura, dime.» resulta aceptable entre amigos, pero inapropiado para dirigirse a un profesor o a un desconocido en un contexto formal.
Coherencia: mantener la unidad del discurso
La coherencia es la propiedad que asegura que el texto conserve un hilo conductor claro y que las ideas se relacionen de manera lógica. Un texto incoherente genera confusión y dificulta la comprensión del mensaje.
Existen dos niveles de coherencia:
- Coherencia global: todo el texto gira en torno a un mismo tema y las diferentes partes se integran con sentido.
- Coherencia local: cada párrafo y oración presentan una relación lógica interna y fluida.
Un ejemplo de incoherencia sería el siguiente:
«Ayer fui al cine. Los elefantes son mamíferos. Me duele la cabeza. El cielo es azul.»
En este caso, no existe un hilo temático que conecte las ideas, lo que provoca desconcierto en quien lee.
Mantener la coherencia implica evitar contradicciones internas, respetar el tema central y organizar las ideas de forma progresiva.
Cohesión: enlazar las partes del texto
Mientras que la coherencia se refiere a las ideas, la cohesión tiene que ver con la forma en que se conectan lingüísticamente. La cohesión se logra mediante mecanismos que permiten unir las distintas partes del texto de manera fluida y ordenada.
Entre las principales herramientas de cohesión se encuentran:
- Referencia (o deixis): uso de pronombres o expresiones que remiten a elementos ya mencionados o que se mencionarán.
Ejemplo: «María fue al cine y ella compró palomitas.» - Anáfora: aludir a algo mencionado previamente.
Ejemplo: «Juan compró un libro y lo leyó en el parque.» - Catáfora: anticipar información que se detallará después.
Ejemplo: «Esto es lo que pienso: deberíamos salir más temprano.» - Elipsis: omitir palabras que se sobreentienden en el contexto.
Ejemplo: «María fue al cine y (María) compró palomitas.» - Recurrencia léxica: repetir estratégicamente palabras para dar énfasis.
Ejemplo: «Libertad, libertad, libertad es lo que necesitamos.» - Sustitución léxica: emplear sinónimos o expresiones equivalentes.
Ejemplo: «El perro entró corriendo. El animal estaba muy emocionado.» - Conectores: palabras o frases que enlazan ideas y oraciones.
Ejemplos: «Primero», «además», «sin embargo», «por lo tanto».
La cohesión permite que el texto avance de manera fluida, evitando repeticiones innecesarias y facilitando la comprensión global.
Conclusión
El texto es una forma de arte que combina contenido y forma para lograr una comunicación efectiva. La adecuación, la coherencia y la cohesión no son simples adornos, sino los pilares que sostienen cualquier texto bien construido.
Dominar estas propiedades mejora no solo la calidad de lo que se escribe, sino también la manera en que se conecta con otros a través de las palabras. Entender y aplicar adecuadamente estos conceptos es un paso fundamental para lograr textos claros, efectivos y significativos.
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