Doña Bárbara de Rómulo Gallegos: Resumen

Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, narra el regreso de Santos Luzardo a la hacienda Altamira, donde deberá enfrentarse a la temida doña Bárbara, una mujer marcada por un pasado trágico y conocida por su crueldad. En esta lucha entre civilización y barbarie, los personajes se transforman mientras la naturaleza salvaje sirve como telón de fondo para sus pasiones y conflictos.
El regreso de Santos Luzardo a Altamira
Santos Luzardo llega a Altamira. Allí le advierten que tenga cuidado, pues una mujer perversa tiene el poder en este lugar: su nombre es doña Bárbara.
Tiempo atrás, la hacienda Altamira se dividió por una pelea entre José Luzardo y su cuñado Sebastián Barquero. Luego, una tragedia sucedió: en una discusión, José Luzardo mató a su propio hijo y, al sentirse culpable, se encerró para dejarse morir. Su esposa se fue a Caracas y se llevó al hijo que le quedaba: Santos Luzardo. Después de muchos años, este regresa a Altamira ya convertido en abogado y con la intención de vender su hacienda.
Cuando Santos llega, la gente desconfía de sus capacidades en un mundo hostil. Se encuentra con Balbino Paiba, administrador de su hacienda, pero cómplice de doña Bárbara. Luego se entera de que Lorenzo Barquero ahora vivía alcoholizado. Esa noche, después de ver sus tierras, decide no venderlas.
El pasado y la transformación de doña Bárbara
Por otro lado, Barbarita, de muy joven, trabajaba en una embarcación de piratas; allí se enamoró de Asdrúbal, pero en un motín los bandoleros abusaron de ella. El viejo Eustaquio la rescata y la lleva a la selva, donde le enseña las artes de la brujería. Doña Bárbara guarda un resentimiento hacia los hombres y es ahora cruel y codiciosa. La «devoradora de hombres», como ahora la conocen, ha conquistado con su belleza a Lorenzo Barquero, ahora dueño de La Barquereña, y ha tenido una hija con él. Luego de apoderarse de sus tierras, los ha expulsado y ahora el lugar se llama “El Miedo”.
El brujeador le comunica a doña Bárbara que Santos tiene la intención de recuperar sus tierras. Ella mira un vaso y ve a Santos; luego recuerda a Asdrúbal.
Los enfrentamientos entre Santos y doña Bárbara
Santos le dice a Balbino Paiba que le pedirá cuentas sobre la administración de su hacienda. Su seguridad sorprende a todos, y en el ruedo, domina a un caballo salvaje. Así se gana el respeto.
Doña Bárbara encarga a Balbino que los Mondragones regresen su residencia a El Miedo. Es escuchada diciendo sobre Santos: «Ese hombre me pertenece». Santos va al bosque y encuentra a una niña salvaje, quien lo guía a la casa de Lorenzo Barquero, a quien encuentra descuidado; después de recordar viejos tiempos, vuelven a unir lazos, perdonándose el pasado. Lorenzo le advierte sobre «la devoradora de hombres». La niña era su hija, tenía quince años y se llamaba Marisela.
Santos envía una carta a doña Bárbara y a Mister Danger, un extranjero que se hizo amigo de ella; allí, les solicita cercar los terrenos y separar el ganado. Luego visita a Lorenzo y Marisela y los invita a dejar ese lugar para irse a vivir a la hacienda Altamira.
Marisela es ahora una mujer educada. Juan Primito es su amigo, pero es también sirviente de doña Bárbara; este le comunica a Santos que proceda con el cercado. Muchos creen que don Santos caerá en las manos de la devoradora de hombres, pero nada sucedía.
Balbino quema parte de Altamira y es sorprendido marcando reses ilegalmente, todo por agradar a doña Bárbara.
Santos se inquieta por Marisela y no quiere dejarla, pues Mister Danger se aprovecharía de ella, así que quiere enviarla con sus tías a San Francisco. Ella se entera de que doña Bárbara, su madre, quiere hacerle brujería a Santos para tenerlo. Decide enfrentarla y, al hacerlo, se encuentra con ella por primera vez. Santos aparece para separarlas.
Marisela desea regresar a La Barquereña y, junto a su padre, retorna a su antigua casa.
Dos peones de Santos son asesinados mientras trasladaban un cargamento de plumas; el cadáver de uno es regresado sobre su caballo. Santos acude donde su excompañero Mujiquita y el jefe civil Ño Pernalete para pedir justicia. Este último simplemente trata de evadirlo, pues también está a los servicios de «la devoradora de hombres». Santos se va indignado y decide abandonar las vías legales. Cansado de las injusticias, obliga a que los Mondragones quemen su propia casa.
Mientras tanto, Marisela es acosada por Mister Danger. Quiere irse del lugar, así que envía a Juan Primito para que le pida dinero a su madre con la promesa de irse. Bárbara acepta, pues la ve como un rival. Marisela decide irse a San Francisco y llevar a su padre.
El desenlace: redención y destino final
Doña Bárbara concierta una cita con Santos para darle información sobre quién es el asesino. Antes, llama al brujeador, pues lo que en realidad busca es que este vaya y acabe con la vida de don Santos.
Santos va al encuentro acompañado de su peón Pajarote, quien le advierte sobre el brujeador. En el encuentro, después de varios tiros, el brujeador muere.
Quien había robado las plumas era Balbino. Este le confiesa el robo a Mister Danger con la intención de vendérselas. Juan Primito los escucha escondido, así que inmediatamente le da aviso a Bárbara sobre el asesino y el lugar donde estaban escondidas las plumas.
Justo después, Santos llega con el cadáver del brujeador.
Ya enterada, doña Bárbara les revela a todos el lugar donde están escondidas las plumas, pero sugiere que fue Balbino quien mató al brujeador, pues no quiere acusar a Santos. Al poco rato se oyen disparos: sus hombres habían matado a Balbino para quitarle las plumas.
Santos llega donde Lorenzo y encuentra a Marisela llorando: su padre había muerto. Mientras la reconforta, el amor crece en ellos.
Al volver, Mujiquita le dice a Santos que doña Bárbara se presentó en la jefatura para entregar las plumas y declaró que Balbino era el asesino de los peones y del brujeador; luego se había ido.
Después de algún tiempo, doña Bárbara regresa, pero sin afán de querellas, sino de reparaciones. Hasta que se entera de que Marisela se casará con Santos. Entonces, se dirige a Altamira y, al verlos por su ventana, saca su revólver, apunta hacia su hija, pero se ve reflejada en ella. Finalmente, se va, dejando una carta reconociendo a su hija y dejándole su herencia. Algunos dicen que doña Bárbara se sumergió en el pantano; otros, que se subió a un bongo y que aún viaja río abajo. Mister Danger se va al ver que la civilización ha llegado y la barbarie ha terminado.
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